Educación Afectiva II

Zulay Torres Gómez En el artículo anterior se hizo alusión a que una forma idónea para la formación de valores y la formación integral del individuo es a través de la educación afectiva por la importancia de integrar las ideas con sentimientos y acciones. Para ello se hace necesario que el docente, quien es la pieza fundamental de este proceso, esté correctamente ubicado con el rol que desempeña, y por ende con
respecto a sí mismo. Pensar que ser Docente es simplemente una profesión y una forma más de ganarse la vida, es un absurdo, porque el trabajo que se hace tiene mucho de mística, sensibilidad y vocación de servicio. Estas personas tienen que comenzar por una revisión y evaluación de sí mismo de modo que llegue a concluir que son generadores de cambios, emprendedores, proactivos ante las situaciones y realidades que se presenten. Manejar la empatía y la alteridad puesto que le dará la oportunidad de “ponerse en el lugar del otro” o mejor dicho en el lugar de los alumnos, esto le permitirá “comprenderle” porque de algo hay que estar claro “no puedo comprender a mi semejante si no me coloco en su lugar”. He aquí el meollo del asunto: En ocasiones se escucha de algunos docentes: “ese niño no rinde”, “no tiene ayuda en el hogar”, “no me voy a mortificar por ese estudiante porque sus padres son unos antisociales, eso es perder el tiempo y el trabajo”, “él es así porque en el hogar no hay ejemplo” y otros tantos. Ahora bien, será que por un momento nos preocupamos en averiguar o saber ¿por qué el niño no rinde?, ¿realmente conozco el entorno donde se desenvuelve el niño?; en caso de conocerle, ¿por qué juzgarlo o evadir la realidad y no ayudarle?, si me coloco en su lugar ¿cómo me sentiría en la escuela, cuando mi maestro tampoco se preocupa por mi formación integral?. Son muchos los ejemplos los que pudieran emitirse al respecto, el punto importante es que reflexionemos de qué manera estamos preparando a los alumnos para la vida, para la aplicación del conocimiento y la construcción de un modelo que les haga más plena la existencia, tomando en consideración los intereses individuales y colectivos. Recordemos que desde las aulas se pueden construir o destruirse sueños. Hagamos de nuestro trabajo un disfrute… el alcance que tiene un maestro en sus alumnos es SORPRENDENTE! Lcda. Castellano y Literatura-Magíster en Administración Educativa

Publicar un comentario

0 Comentarios