Alexis
Urbina
Nuestro
Municipio Boconó, -hermoso paraje de los andes trujillanos-siempre se ha
caracterizado porque al igual que en los cuentos de Garcia Márquez, casi no
pasa nada. A través de la historia, el
pueblo de Boconó – hoy día la ciudad de Boconó- ha sido un paraíso para propios
y extraños. Fíjense bien, para la gente
oriunda de estas tierras, vivir en Boconó representa lo más trascendental en su
vida, por eso se escucha a una gran cantidad de personas decir coloquialmente, “yo
no salgo de Boconó”.
Por otra parte
para algunas personas que han venido de otras partes del mundo, bien sea de la
propia América, como de Europa, Asia o África, también ha sido lo mejor que les
ha pasado en sus vidas. Recuerdo que hace algunos días, estábamos hablando con
un amigo extranjero que ha vivido en Boconó por más de cincuenta años y que nos
decía con el mayor orgullo que “Boconó es el mejor pueblo del mundo”.
Sin embargo,
nuestra ciudad hoy presenta muchos problemas de diferente índole, entre los
cuales se encuentran: los servicios públicos, como es caso, del aseo urbano que
es deficitario – y en algunas épocas del año completamente inexistente e
inoperante-; el servicio de agua, el
cual, necesita de una inversión millonaria para mejorar los ductos conductores
del preciado liquido; el servicio de luz
eléctrica, un caos total, se generan apagones constantes, sin que los entes del
gobierno hagan lo plausible para minimizar los daños producidos a los artefactos
eléctricos.
Asimismo, la
vialidad está completamente destruida; el servicio de gas domestico no llega
casi nunca –dista mucho de cómo era la distribución en la época del mal
llamada “cuarta república”-; de igual
manera, existen problemas graves en la distribución de gasolina; en el transporte
urbano se da el fenómeno de la cubanización del servicio, con la aparición del
un arcaísmo, como son las denominadas “perreras”, cuyo nombre original en Cuba
es “camello”.
Ahora bien, el nombre de la entrega
periodística, nos lleva a hacer mención, a un problema social de mayores dimensiones
que los anteriormente nombrados, puesto que, va contra la dignidad humana. Dicho
problema consiste en que muchas personas tienen que irse del país, para tratar
de mejorar su situación económica, –Venezuela se está quedando sola-. Aunado a
esto, puedo hacer mención a casos tan reales como patéticos, se están yendo
ingenieros, docentes, médicos, abogados, enfermeras, entre otros profesionales.
El problema se
hace mayor, cuando se percibe que la gente que produce en los campos también está
partiendo hacia otros lares. De la misma manera, nuestros jóvenes están tomando
la decisión de irse. De esto si puedo hablar con propiedad, puesto que, estoy
enterado que muchos de los que fueron mis alumnos están hoy día en Colombia, Ecuador,
Perú o Chile. Incluso, me he comunicado con algunos de ellos.
En consecuencia,
“mi Boconó, mi terruño querido”, se está quedando sólo, y para corroborar lo
dicho, sólo basta darse una vuelta, por cualquier calle de nuestro jardín después
de las cuatro de la tarde, -se ven las calles solitarias-. No obstante, debemos
ser optimistas y felicitar al que toma la decisión de irse, puesto que, está
decidido a no hacer más colas para comprar un kilo de arroz o azúcar; y menos aún
a vivir de un salario que alcanza para un cartón de huevos y medio kilo de
queso; además de no querer depender de un “bono” ni de una “caja”. Así pues,
mucha suerte migrantes, dios los cuide y los proteja, nuestro corazón está con
ustedes.
Docente,
periodista y abogado
1 Comentarios
Excelente articulo! Saludos desde Chihuahua, México. Ing. Emanuel Garcia Lugo. Nacido en Maracaibo pero con mas de 15 años vividos en mi pueblo Boconó.
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