Periodista: Lucely Valladares
Esto, bajo la administración del Instituto Nacional de Parques (Inparques), con la finalidad de preservar el nacimiento de varios cursos de agua, afluentes del río Boconó, que surten del vital líquido, a la represa de Tucupido.
La zona también está catalogada como Área bajo Régimen de Administración Especial (ABRAE), debido a las características ecológicas que tiene, especialmente en relación a sus recursos hídricos.
Tiene una superficie alrededor de 215 km² y comprende el ramal de Guaramacal, la estribación más septentrional de la Cordillera de Mérida. Los límites del parque se sitúan entre los 1600 y 1800 m de altura, y la máxima elevación, en el páramo de Guaramacal está a 3100 m.
La zona cuenta con un famoso lugar llamado Laguna de los Cedros, que anteriormente era llamada laguna amarilla por estar rodeada de árboles de mapiche, máporas y algas incrustadas entre las montañas.
En sus inicios la laguna no fue como hoy en día se le conoce, esa zona y sus alrededores eran haciendas donde cultivaban maíz y arvejas, todo comenzó por un desastre natural que ocurrió en 1950 debido a fuertes lluvias que provocaron el deslizamiento que bajó por el sector de "Barranco Ázul" y en consecuencia se formó el pozo que dió origen a lo que es la laguna.
Luego fue modificada por la mano del hombre y le colocaron el nombre de "Laguna de los Cedros" por estar rodeada de árboles de la especie cedro. La carretera que conducía anteriormente a la laguna era por la Hoyada de Bisnácá y fue realizada a hombro y fuerza del hombre, puesto que las maquinarias eran difíciles de conseguir, fue en el gobierno de Raúl Leoni que se comenzó a gestionar el arreglo de aquel lugar para que fuese algo recreativo, realizando trabajos de accesibilidad por la carretera que hoy se conoce.
Este mágico y mítico espacio, merece que propios y visitantes cooperen con su conservación para el disfrute de las futuras generaciones.
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