Boconó recordó aniversario de la muerte del padre de la patria

E/CS Yosmar Fernández Villegas / Gráficas Alirio Altuve Contreras CRGV 1.054/

***La muerte sorprende a Bolívar en San Pedro Alejandrino, una hacienda cercana a Santa Marta Colombia, el 17 de diciembre de 1830. Su última proclama, firmada 7 días antes de su fallecimiento, fecha en la que también recibió los auxilios espirituales de un sacerdote, es testimonio de la rectitud de su espíritu.

El pasado viernes se cumplieron 180 años de la muerte del libertador Simón Bolívar, y Boconó lo recordó con un acto patriótico en la plaza Bolívar desde las 10 de la mañana, luego del responso celebrado en la Iglesia San Alejo oficiada por Monseñor Guillermo Martínez.

En el acto estaban presentes el alcalde del municipio Boconó Miguel Ángel Marín, el presidente de la Cámara Municipal Fernando Parra, los ediles Gregorio Vetencourt, Néstor Valladares, Hermes Villegas, Luz Marina García, Gregorio Valera, Carmen Martorelly, la cronista oficial del municipio Lourdes Dubúc de Isea, el Cap. de la GNB Ramón Delgado Rivero, sub inspector de la Policía Municipal José Bastidas Isea, funcionarios de la Policía del Estado, Cuerpo de Bomberos, Policía Municipal, Protección Civil, entre otros.

En el desarrollo de la actividad se rindieron honores a la Bandera de Bolivia izada por el alcalde Miguel Ángel Marín y GNB Ramón Delgado Rivero, la bandera de Colombia izada por el presidente de la Cámara Municipal Fernando Parra y la cronista Lourdes Dubúc de Isea, la bandera de Ecuador la izó el edil Hermes Villegas y Arsenio González, la de Perú fue izada por el concejal Néstor Valladares y el director de Protección Civil Alejandro Rodríguez, la de Panamá izada por el subinspector José Bastidas y el concejal Gregorio Vetencourt.

La ofrenda floral del Consejo Municipal fue colocada al pie de la estatua del libertador por Gregorio Valera y Ceferino león. La de la alcaldía del municipio Boconó, por el alcalde Miguel Marín y el Cap. GNB Ramón Delgado Rivero. De igual modo se destacó el discurso de la cronista Lourdes Dubúc quien se refirió al acto de desagravio ocurrido el 4 de Julio donde Simón Bolívar fue despojado de su espada, que luego fue hallada por el CICPC y fue instalada nuevamente en la mano derecha de la estatua del padre de la patria.
Los presentes también disfrutaron de una presentación especial hacha por niños de la Escuela Estadal Concentrada Loma de San José de Tostós adscrita al NER 590.

Parte de la historia
“Los restos de Bolívar, inhumados solemnemente en la catedral de Santa Marta, fueron trasladados a la catedral de Caracas en 1842, en apoteosis presidida por el general Páez y narrada en párrafos neoclásicos por Fermín Toro. De la catedral pasaron, en el gobierno de Guzmán Blanco, al Panteón Nacional, un templo donde predomina la afirmación de su grandeza”.

El sarcófago de Bolívar permaneció cerrado desde 1842 hasta el año 2010, donde por órdenes del actual presidente de la república Hugo Chávez Frías, el 24 de julio, día del natalicio del libertador, se exhumó para que expertos venezolanos y extranjeros examinaran su esqueleto y así certificaran que pertenecen a Bolívar y determinar la causa de su muerte en 1830, aún y cuando historiadores señalan que las evidencias encontradas hasta ahora, no dejan duda sobre las circunstancias de su muerte, cuya versión histórica señala claramente que murió de tuberculosis. También aprovechó la oportunidad para cambiar la bandera de Venezuela que cubría su ataúd y colocó una bordada con 8 estrellas en su interior.

Testamento de Simón Bolívar
Testamento de su excelencia, Santa Marta, 10 de diciembre de 1830
En nombre de Dios todo Poderoso. Amén. Yo, Simón Bolívar, Libertador de la República de Colombia, natural de la ciudad de Caracas en el Departamento de Venezuela, hijo legitimo de los señores Juan Vicente Bolívar y María Concepción Palacios, difuntos, vecinos que fueron de dicha ciudad, hallándome gravemente enfermo, pero en mi entero y cabal juicio, memoria y entendimiento natural, creyendo y confesando como firmemente creo y confieso el alto y soberano misterio de la Beatísima y Santísima Trinidad, Padre Hijo y Espíritu Santo tres personas distintas y un solo Dios verdadero, y en todos los demás misterios que cree, predica y enseña nuestra Santa Madre Iglesia Católica Apostólica Romana, bajo cuya fe y creencia he vivido y protesto vivir hasta la muerte, como Católico fiel Cristiano, para estar prevenido cuando la mía me llegue con disposición testamental, bajo la invocación divina, hago, otorgo y ordeno mi Testamento en la forma siguiente:

1. Primeramente encomiendo mi Alma a Dios nuestro Señor que de la nada la crió, y el cuerpo a la tierra de que fue formado, dejando a disposición de mis Albaceas el funeral y entierro, y el pago de las mandas que sean necesarias para obras pías, y estén prevenidas por el gobierno.
2. Declaro: fui casado legalmente con la Sra. Teresa Toro, difunta, en cuyo matrimonio no tuvimos hijo alguno.
3. Declaro: que cuando contrajimos matrimonio, mi referida esposa, no introdujo a el ninguna dote, ni otros bienes, y yo introduje todo cuanto heredé de mis padres.
4. Declaro: que no poseo otros bienes más que las tierras y minas de Aroa, situadas en la Provincia de Carabobo, y unas alhajas que constan en el inventario que debe hallarse entre mis papeles, las cuales existen en poder del Sr. Juan de Francisco Martín vecino de Cartagena.
5. Declaro: que solamente soy deudor de cantidad de pesos a los señores Juan de Francisco Martín y Poules y Compañía, y prevengo a mis Albaceas que estén y pasen por las cuentas que dichos Señores presenten y las satisfagan de mis bienes.
6. Es mi voluntad: que la medalla que me presentó el Congreso de Bolívia a nombre de aquel pueblo, se le devuelva como se lo ofrecí, en prueba del verdadero afecto, que aún en mis últimos momentos conservo a aquella República.
7. Es mi voluntad: que las dos obras que me regalo mi amigo el Sr. Gral. Wilson, y que pertenecieron antes a la biblioteca de Napoleón tituladas "El Contrato Social" de Ruseau y "El Arte Militar" de Montecuculi, se entreguen a la Universidad de Caracas.
8. Es mi voluntad: que de mis bienes se le den a mi fiel mayordomo José Palacios la cantidad de ocho mil pesos, en remuneración a sus constantes servicios.
9. Ordeno: que los papeles que se hallan en poder del Sr. Pavageau, se quemen.
10. Es mi voluntad: que después de mi fallecimiento, mis restos sean depositados en la ciudad de Caracas, mi país natal.
11. Mando a mis Albaceas que la espada que me regaló el Gran Mariscal de Ayacucho, se devuelva a su viuda para que la conserve, como una prueba del amor que siempre he profesado al expresado Gran Mariscal.
12. Mando a mis Albaceas se den las gracias al Sr. Gral. Roberto Wilson por el buen comportamiento de su hijo el Coronel Belford Wilson, que tan fielmente me ha acompañado hasta los últimos momentos de mi vida.
13. Para cumplir y pagar este mi testamento y lo en el contenido, nombro por mis Albaceas testamentarios, fidei comisarios, tenedores de bienes a los Sres. Gral. Pedro Briceño Méndes, Juan de Francisco Martín, Dr. José Vargas, y el Gral. Laurencio Silva, para que dé mancomún et insolidum entre en ellos, los beneficien y vendan en almoneda o fuera de ella, aunque sea pasado el año fatal de Albaceazgo pues yo les prorrogo el demás tiempo que necesiten, con libre franca, y general administración.
14. Y cumplido y pagado este mi testamento y lo en el contenido instituyo y nombro por mis únicos y universales herederos en el remanente de todos mis bienes, deudas, derechos y acciones, futuras sucesiones en el que haya sucedido y suceder pudiere, a mis hermanas María Antonia y Juana Bolívar y a los hijos de mi finado hermano Juan Vicente Bolívar, a saber, Juan, Felicia y Fernando Bolívar, con prevención de que mis bienes deberán dividirse en tres partes, las dos para mis dichas hermanas, y la otra parte para los referidos hijos de mi indicado hermano Juan Vicente, para que lo hayan, y disfruten con la bendición de Dios.
Y revoco, anulo, y doy por de ningún valor ni efecto otros testamentos, codicilos, poderes y memorias que antes de este haya otorgado por escrito, de palabra o en otra forma para que no prueben ni hagan fe en juicio, ni fuera de él, salvo el que presente que ahora otorgo como mi última y deliberada voluntad, o en aquella vía y forma que mas haya lugar en derecho. En cuyo testimonio así lo otorgo en esta hacienda San Pedro Alejandrino de la comprensión de la ciudad de Santa Marta a diez de diciembre de 1830.

Y su excelencia el otorgante a quien yo, infrascrito, Escribano Publico del Número certifico que conozco, y de que al parecer está en su entero y cabal juicio, memoria y entendimiento natural, así lo dijo, otorgó y firmó por ante mí en la casa de su habitación, y en éste mi Registro Corriente de Contratos Públicos siendo testigos los S.S.: Gral. Mariano Montilla, Gral. José María Carreño, Coronel Belford Hinton Wilson, Coronel José de la Cruz Paredes, Coronel Joaquín de Mier, Primer Comandante Juan Glenn y el Dr. Manuel Pérez Recuero, presentes.
Ante mí, José Catalino Noguera, Escribano Público.

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