Lucely
Valladares
Uno de los
sitios turístico más hermosos de nuestro Boconó es la Laguna de los Cedros, la
cuál se encuentrá localizada en la Parroquia Guaramacal en Parque Nacional Cruz
Cárrillo, el 25 de Máyo de 1988 bajo el decreto 2170, el Instituto Nacional de parques
(Inparques) asume la guardia y custodia de este lugar, en sus inicios la laguna
no fue como hoy en día se le conoce esa zona y sus alrededores eran haciendas
donde cultivaban maíz y arvejas; todo comenzó por un desastre natural que ocurrió
en 1950 debido a fuertes lluvias provocó el deslizamiento que bajo por el
sector de "Barranco Ázul" y en consecuencia se formó el pozo que dio
origen a lo que es la laguna siendo nombrada como "Amarilla" por
estar rodeada de arboles de mapiche, máporas, y algas incrustadas entre las montañas,
luego fue modificada por la mano del hombre y le colocaron el nombre de "Laguna
de los Cedros" por estar rodeado de árboles de la especie cedro.
La carretera que conducía anteriormente a la
laguna era por la "Hoyada de Bisnácá" y fue realizada a hombro y
fuerza del hombre puesto que las maquinarias era difícil de conseguir para tenerla
en la zona, fue en el gobierno de Raúl Leoni que se comenzó a gestionar el
arreglo de aquel lugar para que fuese algo recreativo realizando trabajos de
accesibilidad por la carretera que hoy se conoce. En torno a las leyendas y mitos
que se han generado de este atractivo turístico de Boconó y las cuales han sido
trasmitidas de generacion en generacion una de las mas populares tenemos que:
Los viejos vecinos
de alrededores de la laguna afirman que esta es encantada que no se puede arrojarle
piedras porque luego se desata un "palo de agua" además la existencia
de un grupo de momoes o momoyes la cual son enanitos con una estatura mínima un
gran sombrero y una barba bastante larga se dice que se encuentra en el fondo
de las aguas de la laguna y la quebrada Segovia ya que su objetivo principal es
cuidar los tesoros subterráneos que se encuentran alli, por otra parte afirman
que estos seres se han mudado de la laguna a otros lugares y se escuchaban
cantar cuando bajaban de la laguna. Comentan los vecinos en la zona habitaba un
señor de grandes fortunas, que en estos espacios sacaba a la luz del sol
"morocotas" (antiguas monedas de oro) y las ocultaba debajo de las piedras.
Este mágico y mítico
espacio merece que propios y visitantes cooperen con su conservación para el
disfrute de las futuras generaciónes según lo reflejan estadística consultadas
y manejadas por Inparques, el atractivo recibe al menos 4000 visitas anuales.
lucelyvalladares@gmail.com
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