Mi punto pedagógico... Y la maestra no hace nada!

*Prof. Emili Altuve /Foto Bracani Antonio/

Leyendo en un artículo se refería a que unos niños golpean a otros que están “educados por sus padres” para que no lleguen a tales extremos y un padre decía que las maestras no hacían nada, una de las sugerencias que daba por respuesta el escritor del artículo era que ayudara a las maestras a “tomar conciencia” de lo que ocurría y de igual manera a los otros padres de los demás niños.

Cada día en el salón de clases, en particular en mi escuela, los niños se pelean de palabras y hasta llegan a los golpes, porque en la formación el que llegó primero se debe colocar de primero, según ellos, cuando el orden para obtener mejor campo visual desde mi lugar y desde el lugar del niño es por orden de tamaño de manera creciente, e igualmente dentro del salón. Pues eso ocurre al llegar a la entrada de la escuela y la maestra que está de guardia comienza su odisea, tratando primero de separarlos sin recibir golpe alguno (imagínense ésto cuando una maestra está embarazada), después de escuchar acusarse mutuamente quien empezó primero entre gritos y malas, muy malas palabras, hace todo lo posible por explicarles que no se debe llegar a ese punto.
De verdad en ningún momento quiero ofender a alguien, sólo estoy expresando el punto de vista de una sencilla maestra que ama su carrera, así como lo hacen tan fácilmente los demás al hablar de qué es lo que las maestras hacemos, según ellos, dentro del salón día a día. Yo pregunto ¿les gustaría que alguien opinara con toda seguridad sobre lo que ustedes hacen en su trabajo? Disculpen pero zapatero a su zapato y hay que respetar y tolerar el desempeño de otros, siempre y cuando no nos afecte gravemente. El punto es, que escucho con dolor decir a algunas personas, “es que los maestros no hacen nada”. Qué pena me da escuchar eso, porque me doy cuenta de verdad que ellos nunca fueron a una escuela ya que, de otra forma se darían cuenta que su maestra “no hacía nada” mientras limpiaba a un compañero que se vomitó, tomaba la lectura de cinco niños a la vez, revisaba los treinta y tantos cuadernos, escribía algunas notas a los representantes y separaba a dos niños que se estaban entrando a golpes.

Comentando con una colega, que trabaja en otra escuela pública, le conversé sobre la lectura y allí mismo me dijo: sí es así, eso es lo que piensan la mayoría de los representantes, que una no hace nada, el otro día un niño me dice, “maestra mi mamá me dijo que no me deje pegar de nadie y menos de usted porque sino la denuncia ante la LOPNNA, así que no me puede regañar por nada”, ¿qué te parece?. Por Dios, no son todos, pero sí unos cuantos los que sugieren esto a sus representados. Seguimos hablando y llegamos a la misma conclusión, primero uno siempre le dice al niño que cuando ocurra algo se dirija a su maestra, luego uno llama la atención y recalca, poniendo en alto el tema de los valores, a todos en el salón qué se debe hacer y que no, otras medidas es citar al representante de acuerdo a la gravedad del asunto, recordemos que en muchos casos no podemos “suspender” al niño ya que existen leyes, las cuales nos exigen que “negociemos” hasta las últimas instancias con los afectados. Las citaciones son necesarias, pero es triste escuchar a la mayoría de los representantes decir que “no tienen tiempo que perder” y por eso no asisten a la entrevista con el docente para que entre ambos ayudemos a canalizar esa situación.

Debemos estar claros que la escuela es para reforzar los aprendizajes aprendidos y ayudar a adquirir nuevos conocimientos teniendo a un maestro como facilitador, la escuela nos permite compartir, aprender a vivir en sociedad, pero no debemos escapar de la realidad, la mayor parte de la educación comienza en casa, mis padres me enseñaron que al llegar a un lugar se dice “buenas”, se pide por favor y se dan las gracias, pues uno primero nace en la familia que Dios nos eligió y luego los padres eligen llevarnos a la escuela.

Amigos lectores la labor educativa es de todos, de varias partes es un triángulo formado por la familia-escuela-sociedad, primero familia, allí nacemos y nos dan la educación moral básica, luego escuela, allí pasamos gran parte de nuestra vida y la sociedad está en nuestro alrededor todo el tiempo. Así que, las tres son fundamentales para nuestro desarrollo educativo. Sólo pretendo dar a conocer que la labor docente abarca mucho más de lo que se cree que sucede dentro de las escuelas. Cuando a alguna persona lo contratan para cierto trabajo, es sólo para que realice ese trabajo, cuando a uno lo contratan, aunque uno decide quedarse, para ser maestro, no es sólo para enseñar el Currículum Básico Nacional sino, que además, debes limpiar, arreglar mesas o pupitres, decorar el lugar para tal o cual evento, atender a un niño cuando se siente enfermo, servir de transporte cuando no lo han venido a buscar, ser réferi en una pelea y al final cuando el niño llega a casa llorando por haberse peleado, se atreven a decir: ¿y la maestra no hizo nada?
Todo esto nos debería llevar a la reflexión de ¿dónde comienza y dónde termina la responsabilidad de la educación moral?

*Magister en Educación, mención Estrategias de Aprendizaje

Publicar un comentario

0 Comentarios