Familias Boconesas siguen la tradición de los rosarios cantados

***La fe católica es reflejada en el boconés a través de las tradiciones con las que se rinde culto al niño Dios en época navideña, al elaborar el pesebre como símbolo de conmemoración del nacimiento de Jesús, recordando cuando María dio a luz en compañía de José en un pesebre como lo dicen las santas escrituras.

Yosmar Fernández Villegas CNP 19.899

Luego del nacimiento de Jesús el 24 diciembre a las 12 de la noche, la oportunidad es propicia para llevar a cabo el rosario cantado, celebrado con fervor religioso en muchas familias de Boconó y con lo que se sigue la tradición que desde años inmemoriales es una realidad en la localidad.

El rosario cantado es una tradición que permite orar a Jesús; según San Agustín, “quien canta ora dos veces”, por esta razón los músicos que se dedican a ésta labor, lo hacen con mucha fe y éste fervor se mantiene por años e inclusive les permite enseñar a nuevas generaciones ésta tradición que ha hecho que se mantenga en el tiempo.

Al indagar sobre el origen de la tradición, las personas comentan cumplir con la tarea encomendada por generaciones anteriores, la costumbre de los bisabuelos, abuelos o padres, quienes a su vez cumplían también la tradición de sus antecesores. Esto hace que se conozca el rosario cantado, como una de las actividades religiosas más arraigadas, sobre todo en las zonas rurales del municipio Boconó.

La costumbre es cantar los misterios que corresponden, al ritmo particular del rosario cantado y luego salir a serenar el niño para lo cual se eligen los padrinos, y se lleva ante los diferentes pesebres elaborados por los vecinos, quienes deben recibir los cantores e invitados con un presente para comer o beber, mientras tanto se escuchan las coplas improvisadas que varían, entre ellas resalta “le canto y le canto y le vuelvo a cantar/ le canto y le canto y le vuelvo a cantar/ señores de casa vengo a saludar/al niño bendito que está en el altar”.

Después de la serenada viene la adoración, donde todos besan las imágenes y dejan ofrendas para finalmente pasar al comedor a degustar sopa de garbanzos, carne guisada, cochino, arroz, ensalada, pan, pasteles de guiso, cuajadas, arepas de maíz y el respectivo café, té o chocolate; en muchas casas sirven las tres opciones para tomar, al igual que durante toda la noche, donde se mantienen tomando bebidas calientes.

El frío característico de la fecha obliga los participantes a usar abrigos, gorros y guantes y mientras realizan la serenada, cada quien va cuidando la luz de su vela que se apaga constantemente por la fuerte brisa que acompaña la actividad, también se detona la pólvora, con la que celebran que el mesías llegó y con él la oportunidad de encomendar favores para el nuevo año.


Ésta tradición se ha mantenido por años y conforme pasa el tiempo, nuevas generaciones se preparan para proseguirla en años sucesivos. Quien se dedica al canto del rosario debe mantenerse firme en su convicción, para que su fervor no muera y sea digno representante del catolicismo, algunos más antiguos en el oficio, van guiando el rezo y se encargan de dirigir. La mayoría son músicos empíricos que han aprendido con la práctica personal y viendo a los más experimentados.

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