Zoraima León @zoraimajleon
Cada año se celebra en Venezuela la Semana por la Vida. En esta ocasión, bajo el lema “la vida es un Don de Dios, es sagrada e inviolable”. Para esta edición y contextualizando los problemas que nos afectan producto de la pandemia del Covid 19, se proponen cuatro temas para reflexionar. Estos son: el significado de ser persona, transformar el dolor que deprime en dolor que redime, acompañamiento pastoral de las familias en el duelo y la acción sanadora de Dios ante la pandemia.
En cuanto al significado de ser persona, es necesario reflexionar sobre el valor intrínseco que tiene todo ser humano, desde su condición de hijo de Dios, creado a su imagen y semejanza. Durante el último año, vivido en modo pandemia, ha quedado al descubierto cuál vulnerables y frágiles somos los seres humanos y los aspectos positivos y negativos que poseemos. Hemos sido testigos de cómo la pandemia ha dado la oportunidad a muchas familias de unirse y reencontrarse en el amor, en la oración, en el autoconocimiento, y en la construcción de Iglesias domésticas; otras tantas han visto la otra cara de la moneda, en las que se ha manifestado la violencia de género e infantil, muchas personas han perdido sus trabajos por las condiciones sociales y económicas que ha generado el confinamiento, y muchas otras han desmejorado y agravado su situación de salud y hasta han fallecido por las limitaciones de atención propias de la pandemia en los centros hospitalarios.
En este sentido, es pertinente reflexionar sobre la dignidad humana que tiene sus raíces en una relación íntima con Dios. Se puede comprender el valor tan grande de la persona en el hecho de que el mismo Cristo quiso hacerse una persona, naciendo en el seno de una familia, rodeado del amor de María y de José, quienes honraron con su obediencia, la importancia dada por el mismo Dios a la persona.
Otro tema importante que propone la Semana por la Vida es el acompañamiento pastoral a las familias en duelo. El sufrimiento es una condición inherente al ser humano a través de la enfermedad, la pérdida del empleo o la muerte de un ser querido como ha sucedido con cientos de familia en el mundo a causa del Covid 19. Es por ello, que como cristianos y católicos se nos invita a acompañar a las familias en duelo, pero de una manera especial, es decir sin usar discursos preestablecido, o fórmulas estereotipadas, sino con la mayor empatía.
Cuando acompañemos a familias en duelo, invitémosle a recordar al ser querido, en aquellas actividades familiares llenas de momentos felices, que quien ya no está en la familia sea recordado como era, sin lamentaciones, ni tristeza. Este acompañamiento exige capacidad de escucha atenta y paciente y también el poder orar con las familias para reavivar la fe en Jesús.
Es oportuno resaltar que la Semana de la Vida se desarrolla durante los últimos días del mes de marzo, haciéndola coincidir con el día 25 cuando se conmemora El día del Niño por Nacer. En esta fecha los cristianos celebramos la Encarnación de Jesucristo y a la vez recordamos que la vida es el primero de los derechos humanos y es que entre los importantes aspectos relacionados con la dignidad de la vida humana de los que se ocupa la Iglesia, el aborto necesariamente juega un papel central.
Es por ello que, aunque existan muchas personas defensoras del aborto tomando como bandera los derechos de la mujer a decidir sobre su cuerpo, también son numerosos los movimientos PROVIDA que han surgido en distintos lugares del mundo asumiendo una posición moral que indica que el aborto de un ser humano es gravemente inmoral por cuanto las víctimas siempre son los más vulnerables e indefensos.
Se trata entonces, en el marco de la Semana por la Vida, de convertirnos en el mayor guardián del regalo más maravilloso que nos ha sido dado, de orar por las necesidades del que sufre, agrandarles el horizonte y devolverles la esperanza bajo la mirada de un Dios Misericordioso.
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